miércoles, 19 de noviembre de 2008

Vida Privada



Actualmente en México y en la mayoría de los países, la vida privada ha pasado al ámbito público, principalmente, la de los artistas y actualmente la de los políticos. En el caso de éstos últimos parece ser que hay una autorización tácita de que sea invadido el ámbito privado para alcanzar la popularidad entre los potenciales electores o gobernados.
Así, el público se ha enterado de la vida privada del presidente Nicolás Sarkozy, del divorcio del ex gobernador mexiquense Arturo Montiel Rojas; del Rancho de Vicente Fox y Marta Sahagún; de la vida familiar de Enrique Peña, actual mandatario del Estado de México; de la que en su momento fue la novia de Andrés Manuel López Obrador o de la mujer que comparte su vida con el Subcomandante Marcos.
En el caso de los Fox, con las consecuencias de todos conocidas: la investigación por presunto enriquecimiento ilícito; situación que salió a la luz, por haber permitido el acceso a los medios de comunicación al recién remodelado Rancho San Cristóbal, para que luego hubiera un reclamo por la invasión a la vida privada de estos personajes.
El dilema ético, considero es el plantear ¿qué tan válido es que los políticos permitan el acceso a su vida privada, con afanes netamente electorales y de popularidad y que los medios de comunicación acepten el rol que se les impone?
El derecho a la intimidad es parte esencial de la privacidad necesaria para todo ser humano. Por tanto, es uno de los límites del derecho a informar y a ser informado. Sin embargo, el grado de la intimidad no es el mismo para todos los seres humanos. La intimidad del funcionario público está más expuesta que la del ciudadano común, en cuanto hay aspectos de su vida que tocan con el interés público. Esa es la parte de su intimidad que sacrifica el funcionario al acceder al servicio público y que ahora por su propia voluntad ha dejado de lado ese derecho a la privacidad.
Advierte, Ernesto Villanueva que “el derecho a la vida privada consiste en la facultad que tienen los individuos para no ser interferidos o molestados ¬por persona o entidad alguna¬ en el núcleo esencial de las actividades que legítimamente deciden mantener fuera del conocimiento público.
El bien jurídicamente protegido de este derecho está constituido por la necesidad social de asegurar la tranquilidad y la dignidad necesarias para el libre desarrollo de la personalidad humana, con miras a que cada uno pueda llevar a cabo su proyecto vital”.

De este modo, el respeto a la vida privada o intimidad, al honor e incluso a la imagen propia, son considerados como derechos fundamentales del ser humano y que se encuentran protegidos por diversas normas internacionales como son la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea general de las Naciones Unidas en 1948 (artículo 12), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 (artículos 17 y 19), la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 (artículos 11 y 13), y en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 (artículo 16), instrumentos todos estos firmados y ratificados por México (cabe señalar que también existen otros instrumentos que establecen este derecho como son: la Convención de Roma para la protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de 1959, la Declaración de los Derechos y libertades fundamentales aprobadas por el parlamento europeo y la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos de 1981 y de los que México no es parte.)

Enrique Peña Nieto expone su vida privada

Es claro que el gobernador Enrique Peña Nieto ha renunciado al derecho que tiene a mantener su vida privada fuera de los reflectores. El llamado “verdadero góber precioso”, en la búsqueda de la candidatura presidencial al 2012 por su partido -el Revolucionario Institucional- ha sacrificado su intimidad.
Peña Nieto inició hace poco más de un año –luego de la muerte de su esposa Mónica Pretelini de Peña-, una campaña publicitaria para explotar su imagen, en la que incluía aspectos de su vida privada; principalmente, entrevistas en revistas de las llamadas “del corazón” y una que otra foto familiar o con amigas, publicadas en diarios de circulación nacional y ahora ha hecho pública su relación formal con la actriz Angélica Rivera, mejor conocida como "La Gaviota".
Sus estrategas han ido en busca de la construcción de su imagen y presencia en los diversos medios de comunicación, a través de la televisión en programas de espectáculos y noticieros, así como en las llamadas revistas “rosas” o del “corazón”.
El escritor Mario Vargas Llosa advierte en su columna Piedra de Toque: La Civilización del Espectáculo, publicada en el Diario Reforma, en la sección internacional del 3 de junio 2007: “… la cultura de nuestro tiempo propicia y ampara todo lo que entretiene y divierte, en todos los dominios de la vida social, y por eso, las campañas políticas y las justas electorales son cada vez menos un cotejo de ideas, y cada vez más eventos publicitarios, espectáculos en los que, en vez de persuadir, los candidatos y los partidos tratan de seducir y excitar, apelando, como los periodistas amarillos, a las bajas pasiones o los instintos más primitivos, a las pulsiones irracionales del ciudadano antes que a su inteligencia y su razón”.
Enrique Peña Nieto ha explotado su imagen con su presencia en los medios de comunicación para alcanzar objetivos políticos y económicos, dejando de lado la responsabilidad que le fue conferida por los ciudadanos para gobernar, administrar los recursos públicos y solucionar los problemas que prácticamente ahogan al Estado de México.
La entidad cuenta con más de 22 mil kilómetros cuadrados, en ellos habitan casi 15 millones de personas y se estima que aproximadamente el 60 por ciento de los habitantes viven en condiciones de marginación y pobreza; más de 50 municipios están ubicados en ese rango de marginalidad. Además los mexiquenses también demandan seguridad, empleo, salud y educación, pues las brechas sociales se siguen abriendo cada día más.
En meses pasados, concedió una entrevista titulada “Enrique Peña Nieto, El Viudo de Oro”, publicada en la revista Quién, donde el mandatario habla de una tragedia familiar, de un asunto privado que trasciende a lo público –la muerte de su esposa y su viudez a los 41 años de edad-.
Permitió que se fotografiara su casa, a sus hijos menores de edad, habló de la ropa que usa, de los cosméticos que le permiten tener una piel “sin poros abiertos” y sobre todo, cómo descubre la muerte de su esposa y cómo sus hijos y él mismo han sobrevivido a la tragedia.
Sin embargo, a pesar de esa “autorización” para conocer del ámbito privado en el que se desarrolla, cuando es cuestionado directamente por los medios de comunicación “no autorizados para tocar esos temas”, evade dar respuestas y tajante responde que son temas de los que no habla.
Se advierte entonces, una doble moral al respecto. Son sólo ciertos medios, que llegan a determinado público –mujeres y jóvenes en su mayoría (consideraros los más grandes potenciales electores)- a los que les permite el acceso a su vida privada. Aquellos que le cuestionan su actuar público, no tienen el derecho a saber del rol personal.
Es de llamar la atención el hecho de que el gobernador Enrique Peña Nieto utilice las revistas del corazón y de espectáculos para publicitar su vida íntima, pues hasta hace algunos años esta parte de los políticos era tan personal y de poco acceso a los medios de comunicación, que los mexicanos casi nunca estaban enterados de la vida privada de sus gobernantes.
Sin embargo, actualmente, dichas publicaciones han ganado auge entre el común de la sociedad. Ahora podemos ver fácilmente cómo viven y se desarrollan en familia los políticos de cualquier filiación partidista, incluso nos enteramos de sus escándalos amorosos, infidelidades, bodas, los bautizos y las primeras comuniones de sus hijos, entramos a sus casas, pero también poco nos enteramos de su labor como gobernantes; esta parte se ha dejado a un lado, para dar paso a la espectacularidad y el morbo.
Valdría la pena preguntarse ¿qué bien común puede haber en la exhibición de la vida privada de este personaje? ¿Quién es el beneficiario de que Enrique Peña haya renunciado voluntariamente a su derecho a la intimidad?