martes, 28 de abril de 2009

Estado fallido




El sistema político mexicano está en crisis. Estamos en un estado fallido, a pesar de que las autoridades digan lo contrario. No funcionan los sistemas federal, de partidos, electorales, de medios de comunicación y de seguridad pública.
Los gobernantes de este país están interesados en desmentir que haya una crisis en el sistema político mexicano. No desean ni les conviene reconocer que las críticas que vienen del exterior alertan sobre está situación en la política mexicana.
El sistema de partidos políticos no funciona, de un partido hegemónico y decadente pasamos al bipartidismo y en algunos casos al tripartidismo sin que se privilegie el principio democrático de esta nación.
Hoy el dinosaurio quiere revivir, con propuestas de políticos jóvenes, sin experiencia ni vocación, pero con pensamientos arcaicos. Gran contradicción. ¿Cómo se puede ser joven y pensar como viejo? Están entrando a lo que llaman algunos analistas un neopriismo fallido.
En este espacio ya hemos hablado sobre los malos candidatos que se eligen para representarlos en las elecciones de julio próximo, que responden sólo al pago de cuotas o como una forma de que el gobernante en turno se quite de encima a aquel político que les es incómodo, dándole distritos o municipios ya perdidos. En el Estado de México hay muchos ejemplos: Toluca, Metepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Nezahualcóyotl, principalmente.
En lo referente al sistema electoral, éste nunca ha sido ni competitivo ni autónomo. La evidente partidización en los órganos, que se suponen eran ciudadanos, ha pervertido su origen. No han servido más que para legitimar situaciones poco claras en las elecciones de este país.
Las múltiples reformas que se han realizado a las leyes electorales no garantizan comicios limpios y justos. Los partidos políticos han monopolizado las decisiones del IFE y de los órganos estatales para manipularlos a su propia conveniencia.
El poder fáctico de los medios de comunicación es más grande. La competencia se centra en unos cuantos y las decisiones se toman desde ahí. Se manipula la información a conveniencia del mejor postor, incluso hay algunos que se dan el lujo de cambiar y ordenar leyes para beneficio propio, con la anuencia de la autoridad en turno.
Desde ellos se crean políticos y se destruyen a otros. Se generan imágenes, candidaturas virtuales, se posicionan, hacen creer al electorado que presentan la mejor opción. Todo porque se pagan cantidades millonarias con dinero público para mantenerse en el estrellato.
Sin embargo, el sistema que debería preocupar y ocupar a los actuales gobernantes es el de seguridad pública. Estamos pasando de un estado policial a un estado fallido. No es eficaz, hay una cartelización y lo peor es la transición por la que atravesamos: de un estado sensible al narco a un narcoestado.

Pasos en falso
Me pregunto ahora que el narcotráfico está metido hasta la médula en la política, ¿cómo le harán muchos candidatos que aspiran a gobernar municipios, cuando el narco los contacte y quieran negociar con ellos para dejarlos cumplir con su mandato a cambio de que operen “sin problemas” en las demarcaciones?

Paso a pasito

La Universidad Autónoma del Estado de México está inmersa en un cambio profundo. Está en los linderos de la sucesión, pero ni así el rector José Martínez Vilchis deja de hacer su trabajo, que ha llevado a la UAEM a altos estándares de calidad. Este martes recibió seis reconocimientos por parte de la Secretaría de Educación Pública, por la eficacia en tres de las carreras que se imparten en la Máxima Casa de Estudios de la entidad.

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